Opinión
Los nativos digitales no ven la televisión
Que las nuevas tecnologías hayan cambiado nuestros hábitos de consumo resulta una obviedad desde hace tiempo, y esto también es así en cuanto a dónde y cómo vemos películas en casa y las series que nos tienen enganchados.
El título de este texto no es ninguna broma: los nativos digitales, es decir, las generaciones nacidas desde la década de los ochenta, ya no nos sentamos a ver la televisión. Aunque se sigue innovando vigorosamente
con el propio aparato para diversas utilidades, es el propio consumo televisivo tradicional lo que parece que tiene los días contados.
La razón principal de que esté sucediendo este abandono progresivo y que ya no nos congreguemos, como nuestros padres y abuelos, frente al televisor es que las nuevas tecnologías, no sólo nos permiten un consumo audiovisual a la carta, sino también detener las veces que uno quiera ese consumo y compaginarlo con toda otra actividad que podamos realizar online. Es decir, ahora vemos las películas, series y cualquier otro tipo de contenido audiovisual que deseamos, en el momento del día que nos place y, además, podemos detener el visionado y comprobar si hemos recibido algún correo electrónico, navegar un rato y hasta comentar en las
redes sociales lo que estamos viendo. Y como nuestro cerebro es moldeable y nos estamos acostumbrando a esta dinámica, se está reduciendo nuestra capacidad de concentración. Pero eso es otra historia.
Argentina es el país con el mayor porcentaje de internautas que ven vídeos online del mundo, hecho que se quiere estudiar con profundidad con objeto de comprender, precisamente, estos cambios en los hábitos de consumo o, más bien, los hábitos de consumo que ya poseen de entrada las generaciones más jóvenes.
Aumentó la pobreza en el país y alcanza al 25,1% de la población
Un cuarto de los argentinos vive en la pobreza. A pesar de que el Gobierno parece querer borrarlos de las estadísticas oficiales, expertos en la materia afirman que a fines del año pasado había en el país 9,6 millones de pobres.
Un informe elaborado por técnicos que fueron desplazados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) después de la intervención del Indec, en 2007, estimó que el número de personas en esa condición aumentó 4,4 puntos porcentuales entre el segundo semestre de 2013 y el mismo período de 2014, un año caracterizado por la devaluación dispuesta por el Gobierno. Algunos informes de consultoras privadas son incluso más pesimistas: un trabajo de la consultora Ecolatina indicó que 2014 terminó con 27% de pobreza. La variación interanual es prácticamente igual a la que presentan los ex trabajadores del organismo oficial.
En la comisión técnica de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado)-Indec afirmaron que un 25,1% de los argentinos era pobre a fines de 2014. Un año atrás, su propio cálculo era de 20,7%. Sin embargo, en la comparación con el primer semestre de 2014 se ve una desaceleración de cuatro décimas por “cuestiones estacionales”.
El Indec dejó de publicar las estadísticas sobre pobreza a fines de 2013 por “problemas de empalme”, según advirtió el entonces jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Agregó que el Gobierno había “erradicado” la pobreza. La cifra oficial difundida para el segundo semestre de 2013 fue de 4,7%. En ATE la estimaban en casi 15 puntos más.
En las últimas semanas el debate sobre la pobreza volvió a calentarse cuando el ministro de Economía, Axel Kicillof, sugirió que el número de pobres no se difunde por una decisión política, ya que tal medida implicaría la “estigmatización” de esos ciudadanos.
El actual ministro coordinador, Aníbal Fernández, fue menos sutil. “El Estado no está para contar pobres”, dijo. En la misma sintonía, el director del Indec, Norberto Itzcovich, publicó días atrás una columna en Ámbito Financiero en la que argumentó: “No resulta fácil medir la pobreza”. Según su explicación, de acuerdo con los insumos que publica el Indec y con el gusto de los investigadores, existen 6000 formas de calcular la pobreza. No obstante, el organismo que dirige no difunde ninguna.
Tal vez como una respuesta, en el sector académico -fuertemente criticado por el Gobierno, igual que las consultoras- se avanza en ese sentido.
Según pudo saber LA NACION, dentro de un mes el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) dará a conocer tres indicadores de pobreza: uno medido por ingresos, otro basado en las necesidades básicas insatisfechas (NBI) y uno con un enfoque multidimensional.
Fuente: La nación