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Jóvenes bolivianos traducen el Facebook al aymara

 

ANF-EL DEBER, BOLIVIA.- Una oficina de cinco por siete metros, donde lo que predomina es una mesa de madera con seis asientos; encima, una serie de documentos, portafolios, bolígrafos, marcadores, periódicos y, sobre todo, tres computadoras portátiles con acceso a Internet. Ese es el espacio donde tres o más jóvenes alteños se reúnen para trabajar en temas tecnológicos, uno de ellos es la traducción de la red social Facebook al idioma aymara.

La apariencia de la oficina de la comunidad Jaqi Aru (que en español significa “lengua humana”) se completa con una serie de equipos destinados a promover el acceso a Internet en el área rural de La Paz. En síntesis, son jóvenes aymaras que trabajan para la gente aymara.

Uno de los primeros proyectos de la comunidad tiene que ver con la red social. En 2012, a la cabeza de Elías Quispe, un innovador que identificó que era posible traducir el Facebook al aymara en coordinación con la empresaestadounidense, reunió a jóvenes estudiantes, profesionales y entusiastas a invertir tiempo y dedicación a esta labor que, hasta la fecha, sigue siendo voluntaria.

Rubén Hilari es un lingüista licenciado de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) que forma parte del equipo para emprender esta actividad y comenta que la meta, en 2012,era la traducción de 24.000 palabras que contiene la red social.

Los requisitos para lograrlo eran mínimos: conocer, además del español y el aymara, el idioma inglés, porquela traducción debía hacerse del inglés al aymara; así también se requería empeño y constancia, lo cual escaseó en los primeros dos años. Sin embargo, desde 2014, el grupo, de al menos 15 traductores aymaras, se abocó con mayor ahínco a lograr el objetivo.

‘Kusawa’: ‘me gusta’

Luego de tres años de trabajo, el equipo de Jaqi Aru logró la traducción al aymara de más de 23.000 palabras del Facebook.

Los traductores, al estar en esa cualidad dentro del sistema de la red social, ya pueden ver los comandos de Facebook en idioma aymara. Por ejemplo el famoso ‘me gusta’ aparece como ‘kusawa’, compartir’ es ‘ch’iqiyaña’, ‘comentar’ es ‘Qillqt’aña’, ‘amigos’ es ‘masinaka’, ‘fotos’ es ‘jamuqanaka’, ‘inicio’ es ‘qallta’, ‘publicar’ es ‘jichhakipta’ y así sucesivamente.

Para que el idioma esté disponible para el público en general, se requiere todavía de una revisión y edición general de las palabras de parte de todos los traductores.

En esa etapa se encuentran los emprendedores alteños actualmente. “Ya hicimos los primeros contactos con la compañía del Facebook y nos escribieron que si llegamos al 90% de traducción de las palabras, se va a aceptar y se va a lanzar oficialmente”, informa Hilari a la agencia de noticias ANF.

Actualización continua

Pero una dificultad nació conforme pasaban los tres años de trabajo de los jóvenes aymaras: la actualización de la red social.

Como es testigo la población que emplea Facebook, cada cierto tiempo la red social sufre de actualizaciones, donde incorpora nuevos contenidos, herramientas, aplicaciones o simplemente simplifica su uso. Ello obliga a que nuevos términos sean incorporados en su sistema, por lo que el reto del equipo cambió conforme a esa situación, ya no son 24.000 palabras, sino, estimó Hilari, alrededor de 28.000 las que tienen que traducir.

Pese a ello, continúa la traducción de los términos. Los principales comandos ya están traducidos y el trabajo de los jóvenes es aún incesante. “Hasta hace poco nos respondieron los de Facebook y dijeron que ya está casi por terminar el trabajo, entonces nosotros estamos puliendo la traducción”, precisó el lingüista.

Revalorizar el idioma

La principal motivación de los jóvenes aymaras es laapropiación de la tecnología en su idioma nativo, pues lamentan que el sistema educativo que imperó en las últimas décadas en Bolivia los haya obligado a aprender, desde la escuela, el español en desmedro del aymara, pese a que aprendieron éste último como lengua materna.

A esa razón atribuyen que hoy por hoy el aymara se hable más de lo que se escribe, aunque ponen en tela de juicio esa percepción, pues no sólo existen libros escritos en aymara, sino que en Facebook existen grupos cuyos miembros sólo interactúan en ese idioma.

Por ejemplo está “Aymar Yatiqaña”, un grupo público quetiene más de 3.700 miembros, que no necesariamente escriben en aymara, pero que comparten contenidos en ese idioma.

Según Hilari, son al menos 1.000 personas las que interactúan en aymara en Aymar Yatiqaña y otros grupos de Facebook. Según el sitio web owloo.com, en Bolivia existen más de 3.500.000 usuarios de Facebook.

Los jóvenes alteños no se animan a dar una fecha sobre cuándo concluirán con la etapa de revisión y edición de la traducción, pero esperan que lo más pronto posible sea enviada a la compañía transnacional para que pueda ser aprobada y, posteriormente, incluida en la lista de los más de 70 idiomas en los que está disponible Facebook.

 

FUENTE: Consulado de Bolivia

Las lenguas que América del Sur quiere salvar

En el fin del mundo, allá en la Patagonia, hay una lengua que está a punto de morir: el tehuelche. Los hablantes que quedan, según datos de la Unesco, bien pueden contarse con los dedos de una mano. Palabras, sonidos, una cultura entera que corre el riesgo de desaparecer. No es el único caso en la región. En América del Sur hay 420 lenguas amenazadas, según los datos recopilados en el Atlas de la Unesco de las Lenguas del Mundo en Peligro. La organización calcula que hay entre 8,5 y 11 millones de personas que hablan estos idiomas.

Cuando una lengua muere, o lo que los lingüistas prefieren llamar “duerme”, no solo se apagan las voces, también muere una cultura, una forma de vida, una manera de ver el mundo. “Si le preguntas a un miembro de la comunidad de habla, te puede responder que pierde su esencia, su identidad como persona y la de un grupo”, asegura Gabriela Pérez, curadora de lingüística en el Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, en Washington. “Se pierde un sistema único de expresión, pero los idiomas además son vehículos de sistemas de creencias, de conocimientos de la flora y fauna, y todo eso también muere”, explica el lingüista Christopher Moseley, editor del Atlas.

Brasil es el país con mayor variedad lingüística de la región, pero al mismo tiempo es el que tiene más lenguas en peligro: 178. “En Brasil muchas lenguas pequeñas han sobrevivido hasta ahora por el poco contacto que han tenido con el mundo exterior, pero ahora la amenaza es mayor al ser invadidos por la civilización. Esta es la realidad de otros países principalmente en la región amazónica”, asegura Moseley.

No hay una receta a seguir para salvar una lengua y se trata de un proceso que puede durar décadas, afirman los lingüistas. Según Pérez, se necesita de la intervención de expertos para la enseñanza del lenguaje, así como material pedagógico. “Se requiere de un grupo de personas con una variedad de aptitudes y dispuestas a entregarse a la tarea. Una legislación que proteja el uso de una lengua y lo promueva es importantísimo. El apoyo gubernamental es uno de varios elementos que pueden impulsar un proceso de revitalización”, dice. Moseley considera que para que un idioma sobreviva el deseo debe salir desde la comunidad y sus hablantes. Coincide en que la calidad de la documentación y disponibilidad de materiales para la enseñanza definen si un idioma puede o no ser revitalizado. “Sin educación y alfabetización una lengua no puede sobrevivir en competencia con lenguas que sí la tienen”, asegura.

Otro camino para mantener vivo un idioma es su uso por las generaciones más jóvenes en los círculos sociales y a través de las nuevas tecnologías. “Hay signos alentadores de que los jóvenes en pequeñas comunidades están utilizando sus propios idiomas, por ejemplo, en mensajes de texto”, señala el editor del Atlas. Detalles como el hecho de que fuentes de información como Wikipedia ya estén disponibles en forma escrita en una gama cada vez mayor de idiomas, incluso los muy pequeños, ayudan a estas lenguas que agonizan. “Parte del proceso de desplazamiento lingüístico es la reducción o pérdida de ámbitos en los que se puede hablar un idioma y la tecnología permite abrir espacios en los que se pueda usar una lengua”, afirma Pérez.

Pocos hablantes

El paraujano en Venezuela, el iquito en Perú, el aruá en Brasil, el leco en Bolivia… son lenguas que no superan los 40 hablantes. En la región sudamericana hay unas lenguas en mayor peligro que otras, algunas con menos hablantes, con menos apoyo gubernamental, con menos programas que busquen su revitalización. Moseley asegura sin embargo que América del Sur es una de las zonas que le hace sentirse más optimista sobre el futuro de las lenguas minoritarias. “En muchos de los países de la región los prejuicios de parte de los hispanohablantes hacia quienes hablan lenguas minoritarias ha disminuido, pero aún hay camino que recorrer”, afirma.

En el mundo, según la Unesco, hay unas 6.000 lenguas, de las que calcula que la mitad desaparecerán para finales de este siglo. El editor del Atlas afirma que la tasa de extinción se ha desacelerado en los últimos años, pero su avance sigue siendo rápido.

 

FUENTE: El País

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