Encabezado y edición Gabriela Cilla
“Donde el diablo perdió el poncho”
Lucas Nazareno Argañaraz Luna hoy tiene 22 años, nació un 16 de febrero de 2001 en Monte Quemado, ciudad cabecera del departamento Copo, en la provincia de Santiago del Estero. A cuatro horas de viaje desde la Ciudad Capital, los caminos, la distancia y las dificultades para llegar a destino traen a la memoria algunas estrofas de “Canto a Monte Quemado”: “Monte espeso, monte virgen, tan lejano y olvidado”. Pero, al parecer, “donde el diablo perdió el poncho” hay quienes lo recogen y hacen milagros. Autodidacta, conocedor por iniciativa propia, Lucas comenzó con la cría de abejas a los 13 años de edad y desde entonces comparte sus saberes, conocimientos y experiencias en cuanto grupo de criadores de abejas es miembro.
“Sabia, savia de sabor divino” por Silvia Ramona Luna
Desde chiquito Lucas soñaba con ser bombero o doctor para salvar la vida y aliviar el sufrimiento de muchos niños que observaba desfilar en el hospital Garrahan mientras esperaba ser atendido. Sin embargo, su destino iría por otra senda, aunque siempre con el deseo de salvar, en este caso, las abejas y por qué no la humanidad. Cuando tenía 13 años llegó un enjambre a la casa paterna, un amigo de la familia se acercó y le dio las primeras nociones de cómo salvarlas “porque eran bichitos que buscaban un hogar”. Don Arroyo, un hombre sabio y apicultor reconocido de gran espiritualidad por lo divino, lo introdujo en las primeras nociones de la apicultura, le regaló su primer enjambre que aún lo conserva en el apiario, a 5 kilómetros de la ciudad. Sin imaginar y en medio de tantas recomendaciones de su madre preocupada, siguió adelante preguntando, leyendo o investigando todo sobre su nueva pasión.
En el año 2016, se aventuró a la meliponicultura, uno de los primeros y más jóvenes de la zona, e incluso en el 2017, con tan solo 17 años, fue reconocido en un grupo de afisionados por el tema a nivel mundial. Al presente posee unas 45 colmenas de meliponas, ubicadas en un frondoso jardín de especies nativas en el fondo de su casa. Lucas es consultado por profesionales y productores de Santiago y otras provincias, que recorren el mismo camino, con quienes comparte sus conocimientos.
Lucas comenzó un sueño universitario, pero de repente todo fue truncado con la Pandemia Entre el 2020 y gran parte del 2021, tuvo que enfrentar todo tipo de dificultades a más de 500 kilómetros entre su casa y la facultad. Frustraron sus ilusiones los problemas de clases remotas donde muchas veces permanecía largas horas esperando conectarse y los argumentos de muchos responsables que internet no respondía, la ansiedad y el estrés ante la falta de bibliografía, tutorías o exámenes que no se lograban completar. El aislamiento y la soledad hicieron su trabajo en la población estudiantil que no obtenía respuestas. Algunos se dieron por vencidos, pero Lucas, resiliente una vez más, decidió recomenzar en 2022 para seguir construyendo sueños de ser Ingeniero Agrónomo en la Universidad de Corrientes.
En contraste a esta situación fortuita de pandemia, concentró su energía en la investigación y al cuidado de las abejas Apis y las meliponas. Construía los cajones, las alimentaba, realizaba divisiones, cosechaba miel y fundía cera para la elaboración de planchas y velas artesanales. También preparó huertas sembrando todo tipo de verduras orgánicas y la familia comenzó a envasar verduras, mermeladas y miel que rápidamente salió a la venta junto a deliciosas masas elaboradas con miel nativa. La pasión de Lucas contagia a muchos permitiéndonos creer que todo es posible y el enorme poder que puede despertar la fuerza transformadora de nuestros deseos. Y como dice Coelho en el Alquimista, “Cuando realmente quieres que algo suceda, el Universo entero conspira para que tu deseo se vuelva realidad”.